«ZANKA CONTACT»: AMOR Y ROCK’N’ROLL EN CASABLANCA
Las comparaciones pueden ser odiosas, pero también una bendición. Bien lo sabe Ismael El Iraki, director de «Zanka Contact». Desde que la película tuvo su estreno mundial en el Festival de Venecia no ha podido quitarse de encima la etiqueta que lo define como «el Tarantino marroquí». Y si bien es verdad que no es un paralelismo necesariamente negativo si uno pretende darse a conocer, tampoco es menos cierto que, en su caso, resulta reduccionista. Él mismo ha comentado en diversas ocasiones que las referencias de su opera prima son múltiples y variadas, ya que abarcan desde las calles de su Casablanca natal, lugar donde se desarrolla la acción, hasta los westerns de Sergio Leone, pasando por las biografías de Lou Reed y Keith Richards, la imagen de Lilian Gish con una escopeta entre las manos en «La noche del cazador» o la tierra de color rojo sangre del Sur de Marruecos. Sin olvidar, dato importante, la principal razón que le llevó a rodar el film: la necesidad de superar el trauma que le causó sobrevivir a los ataques terroristas que tuvieron lugar en el Bataclan de París la noche del 13 de noviembre de 2015.
Quizá por ese motivo y por la cantidad de elementos de tan diversa procedencia que conviven en ella, la historia de «Zanka Contact» avanza vertiginosa y sin respiro, a partir de un accidente de tráfico fortuito que funciona como espoleta para que estalle el incendio que supone el encuentro entre el exrockero y adicto Larsen (interpretado por Ahmed Hammoud) y la exprostituta Rajae, una superviviente de las calles a la que encarna Khansa Batma, que se llevó a casa con todo merecimiento el premio a la mejor actriz en la sección Orizzonti del festival italiano. Después, la película pasaría por Karlovy Vary y se haría también con el premio al mejor largometraje en el Festival de Cine Africano de Luxor.
Ambientada en un submundo marginal y violento, salpicada de rock and roll, drogas y situaciones límite, «Zanka Contact» tiene vocación de serie B y se mueve con comodidad en ese territorio donde el homenaje devoto se cita con la actitud gamberra, hecho que también ha suscitado comparaciones con films de culto como «Corazón salvaje» o «Amor a quemarropa», aunque Ismael El Iraki tiene un as en la manga del que carecían sus predecesores estadounidenses: Marruecos. Los callejones y rincones de una Casablanca que nada tiene que ver con la de Humphrey Bogart e Ingrid Bergman otorgan un carácter único al vértigo y la adrenalina que impregnan las aventuras de una pareja condenada a compartir su destino.
El crítico Kaleem Aftab, en Cineuropa, no dudó en calificar el film de «trepidante y divertida montaña rusa», al tiempo que destacaba a sus personaje extremos y el uso de una banda sonora en la que priman las guitarras eléctricas, en consonancia con el pasado rockero de su protagonista masculino. Por su parte, la periodista inglesa Amber Wilkinson comentó que «sus recursos narrativos pueden ser sencillos, pero están unidos con mucha energía y algunas elegantes florituras a cargo de Benjamin Rufi, el director de fotografía, especialmente en las secuencias alucinadas de los flashbacks». Todo un viaje.
«Zanka Contact» tendrá su estreno en España en el marco de la Mostra de València-Cinema del Mediterrani y, como todos los títulos que integran la Sección Informativa, opta al Premio del Público, promovido por À Punt Mèdia y consistente en la adquisición de los derechos de la película para su emisión en la plataforma autonómica.