PEDRO OLEA RECUERDA A BERLANGA EN LA MOSTRA
Luis García Berlanga lo tenía muy claro. En una entrevista realizada en 1973, cuando le preguntaron por sus intervenciones como actor, aseguraba: «Por supuesto que no son nada serio». De hecho, que se pusiera delante de la cámara por primera vez fue absolutamente casual. Estaba rodando su película «La boutique» y no encontró a nadie para interpretar un pequeño papel, así que no tuvo más remedio que hacerlo él. «Mal o bien, pero lo hice», recordaba.
Sin embargo, había quien pensaba que no carecía de recursos interpretativos. Por ejemplo, Pedro Olea, un joven vasco que asistía a sus clases en la Escuela Oficial de Cinematografía. «Allí tuvimos a los mejores profesores», afirmó Olea en una entrevista para la web de la Academia del Cine Español. «Con Carlos Saura aprendí a planificar la narrativa cinematográfica. Las clases de Berlanga eran muy diferentes, un cachondeo». Al parecer, alentaba a su alumnado a improvisar, probablemente porque el mismo Berlanga tampoco se sentía demasiado cómodo ejerciendo como profesor. «Yo no creo servir para pedagogo», comentó en una ocasión. «Mi intención en la escuela era crear un ambiente de libertad plena. La única aportación que hice fue la de romper los dogmas que había allí, tanto oficiales como creacionales».
Dejó huella, no cabe duda. Olea no hacía más que decirle que, cuando llegara el momento de rodar su primer largometraje, le daría un papel. Y no mentía. Lo hizo en 1967, y la película es «Días de viejo color», incluida en el ciclo que Mostra de València dedica a algunas rarezas relacionadas con el maestro valenciano. Los créditos del film confirman que se trata del debut oficial como actor de Berlanga, y pese a que interpreta a un personaje menor, su intervención no pasó desapercibida para los medios de la época.
Ambientada en una Torremolinos que no parece ubicarse en la España franquista (beatniks, droga, viajes psicodélicos, música pop), «Días de viejo color» presenta a un enigmático personaje de origen estadounidense, llamado Mr. Marshall, que se dedica al trapicheo de sustancias ilegales. Olea cumplió su palabra, y a buen seguro que Berlanga se lo pasó en grande imitando el acento norteamericano y encarnando a un peculiar traficante que solo bebe leche.
Con intervenciones de Luis Eduardo Aute (cantando varias canciones en francés) y cameos de Massiel o Juan Pardo, la película es una auténtica rara avis que, no obstante, ganó el premio del Círculo de Escritores Cinematográficos a la mejor producción española de aquel año.
Pedro Olea visitará Valencia para asistir a la proyección de la película en la Filmoteca y compartir con el público su experiencia como alumno de Berlanga, las múltiples anécdotas del rodaje y su intensa relación con el director valenciano, que se prolongó a lo largo de los años, pese a que nunca volvieron a trabajar juntos.