“HEAVENS ABOVE”: COMUNISMO, CRISTIANISMO Y HUMOR NEGRO

La más reciente película de Srdjan Dragojevic se presenta como una parábola que retrata la evolución de la sociedad balcánica desde la época postcomunista hasta un futuro próximo dominado por el cristianismo. Este tríptico que viaja de 1993 a 2001 y, de ahí, a 2026, se estructura a partir del advenimiento de tres milagros que determinarán los respectivos viajes de la mayoría de los personajes que entrecruzan sus destinos en esta sátira bañada en humor negro. Un hombre al que, inopinadamente, le aparece una aureola sobre la cabeza; un reo esquizofrénico acusado de un doble homicidio que, justo antes de ser ejecutado, se convierte en un bebé y un artista sin hogar que pinta cuadros que alimentan (literalmente) a la gente, serán los tres hechos prodigiosos sobre los que el director serbio levantará lo que él mismo ha definido como el relato de “la transición del socialismo al cristianismo, algo que realmente ha sucedido y, de hecho, todavía está sucediendo, en algunos países de Europa del Este. Es un proceso muy interesante y extraño, que tiene ciertos paralelismos con los primeros siglos del cristianismo, cuando los rituales paganos coexistían con los cristianos. Han surgido nuevas reglas y nuevos hábitos dentro de la religión que se enfrentan al socialismo. Quería tratar esta cuestión con un enfoque cómico”.

 

 

Dragojevic presenta en la Mostra de Valencia-Cinema del Mediterrani una obra inclasificable, con una estética que no reniega del realismo pero que lo retuerce hasta alcanzar un grado de deformidad que le permite buscarle las costuras al mundo que pretende capturar. A pesar de estar salpicada de toques surreales y fantásticos, el autor de “Rane” (1998) sigue considerándose un director eminentemente realista, aunque no esconde que “probablemente haya algunos aspectos de la película que la gente de los Balcanes entenderá mejor”, en buena parte porque lo que para el público que no esté familiarizado con determinadas costumbres puede resultar extemporáneo, como “mostrar la vida como una perpetua anarquía”, para los directores de Europa del Este resulta de lo más normal.

“Heavens above”, una producción que cuenta con participación de las seis repúblicas de la antigua Yugoslavia, ha sido definida por Vladan Petkovic, crítico de Cineuropa, como la mejor película firmada por Dragojevic en el siglo XXI. El film compitió por el Leopardo de Oro en la pasada edición del festival de Locarno y rubrica la fructífera relación que el curtido director serbio mantiene con los festivales internacionales de cine. Algunas de sus obras más memorables, como “Pretty Village, Pretty Flame” (1996) o “Parada” (2011), ya pasaron con éxito por certámenes como la Berlinale, Mar del Plata o Sao Paulo y su último trabajo, inspirado en algunas historias cortas del escritor francés Marcel Aymé que Dragojevic descubrió en su juventud, promete no dejar indiferente al público valenciano.

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