GUY DEBORD POR OLIVIER ASSAYAS
Fundador de la Internacional Situacionista, teórico de la sociedad del espectáculo, Guy Debord es autor de una obra cinematográfica parca –tres largometrajes, tres cortos– y subversiva, que se complementa con sus escritos. Su objetivo es combatir la pasividad y la alienación impuestas al espectador por el espectacular orden comercial, para entablar una nueva relación desde la cual repensar la vida y la sociedad. Hito destacado en la historia de las vanguardias y las ideas en Francia, tras la aparente severidad de su reputación, el belicoso empeño de Guy Debord lleva el sello del humor soberano y la melancolía radical asociadas a su nombre.
Guy Debord por Olivier Assayas
Dado que las películas de Debord son accesibles de nuevo, y por lo tanto podemos pensarlas, la perspectiva histórica de su trabajo ha evolucionado más hacia las artes visuales y el cine experimental. Y uno se pregunta si esto no es exactamente lo que Debord temía. La importancia de sus películas supera este marco, pero los historiadores del cine, sus teóricos, hasta donde sé, nunca se han preocupado por situar su trabajo en la perspectiva más amplia de una reflexión sobre el cine contemporáneo, sobre la evolución de la post-cinefilia. Y esto sucede porque este campo, que Debord debería ocupar, lo ha sido en parte por Jean-Luc Godard, quien no está tan lejos de Debord, pero al mismo tiempo representa todo lo contrario. Por lo tanto, es muy difícil hacerlos cohabitar.
Lo más inquietante es la belleza de sus películas. De nuevo, ¿le habría gustado a Debord que le dijeran que “La sociedad del espectáculo” (1973) es hermosa, pero también inteligible? Siempre se encuentra en él esta preocupación por la forma, por la elegancia de la escritura, literaria o cinematográfica; es lo que valida el pensamiento, lo que garantiza su durabilidad. En cierto modo, el cine revela el contenido poético del libro, su dimensión menos visible, y ciertamente la menos reconocida. La música de Corrette unida a las imágenes de “La sociedad del espectáculo” suscita una profunda emoción. Dicho esto, la película es más difícil, en muchos sentidos, que “In girum imus nocte et consumimur igni” (1978), que pertenece a otra época del trabajo de Debord, en la que regresa de manera más literal a la práctica artística.
“In girum imus nocte et consumimur igni” comienza con un texto que podría ser una especie de comentario de “La sociedad del espectáculo”, o en cualquier caso como una actualización de la teoría del espectáculo, adaptada a un período en que las ideas revolucionarias están en fuerte declive y donde volvemos a una especie de disfrute del consumo. Después del prólogo viene la evocación literaria del pasado, donde de repente despliega una vertiente Bossuet, y uno siente una especie de plenitud en esta expresión en primera persona, inédita anteriormente. Se produce el paso de la voz teórica al “yo”.
Desde este punto de vista, cada vez que me encuentro con personas que no han leído a Debord, que lo conocen mal, que lo han malinterpretado o que les estalló la cabeza al abordar los primeros capítulos de “La sociedad del espectáculo”, les digo que vean “In girum imus nocte et consumimur igni”. Es, sin, duda la mejor introducción al trabajo de Debord. Todo esta ahí.
Olivier Assayas
(Extractos cedidos por Cinémathèque Française y pertenecientes a una entrevista realizada por Laurence Le Bras, Emmanuel Guy y Thierry Grillet en diciembre de 2012)