En la grabación de esta performance que representó en Copenhage, se puede ver a Abramović peinando agresivamente su melena. Con un cepillo en una mano y un peine en la otra, los pasa por su rostro y cabello mientras repite la frase que da título a la obra (“el arte debe ser bello, la artista debe ser bella”). Su voz y su gesto denotan dolor, aunque en algún momento parece entrar en trance.
Marina Abramović
Li-ma Foundation, Marina Abramovic Institute
LIMA