Las nuevas mil y una noches del terror árabe

La próxima edición de la Mostra de Valencia dedicará un ciclo al cine de terror árabe actual, con cinco títulos de entre lo más interesante de su producción. Un género tradicionalmente escaso en sus países de origen, que ha cobrado inusitada fuerza y popularidad en el nuevo milenio. Escribe Jesús Palacios en El Cultural.

La Mostra de València–Cinema del Mediterrani ofrecerá, dentro de la programación de su 36 edición, que se celebrará del 15 al 24 de octubre próximo, un escogido ciclo dedicado al cine fantástico de terror producido en los últimos años por varios países del ámbito árabe mediterráneo, como Egipto, Marruecos o Túnez, con cinco títulos que han sido referencia y éxito tanto de crítica como de público, pero que difícilmente han podido verse fuera de sus fronteras, con excepción de festivales especializados como Sitges y, a veces, ni siquiera eso. En algunos casos, como los del filme marroquí Kandisha (2008) o el tunecino Dachra (2018), se trata de las primeras incursiones en el género de sus cinematografías, lo que sin duda les añade interés histórico como ejemplo del tímido pero decidido paso hacia la normalización de una temática ausente dentro de su, por otro lado, escasa producción para la gran pantalla. En contraste, Warda (2014), así como The Blue Elephant (2014) y su secuela The Blue Elephant 2 (2019), proceden de Egipto, sin duda el proveedor cinematográfico principal de las zonas de lengua árabe, con una industria audiovisual mucho más desarrollada históricamente, que ha nutrido al resto con profusión de títulos de todos los géneros a lo largo del siglo XX, incluyendo incursiones en el fantástico y el horror. Pese a ello, poco, por no decir nada, se conoce de sus producciones, tanto pasadas como presentes, fuera del ámbito árabe, por lo que se trata de una oportunidad única para tomar el pulso no sólo a su cine fantástico, sino al estado actual de su industria. Asombra pensar que pese a la proximidad geográfica e incluso en muchos aspectos cultural e histórica, resulte más complicado acceder al cine de los países árabes que al de cinematografías como las de Japón, China o Corea del Sur, cuya popularidad en Occidente ha crecido exponencialmente en las últimas décadas y cuyos idiomas nos resultan igualmente difíciles, salvo a unos pocos —cada vez más— empeñados en su aprendizaje.

Existe una gran diferencia: el poderío económico e industrial del cine de los gigantes asiáticos goza de una estabilidad, tradición y adaptabilidad mucho mayores y próximos a los paradigmas occidentales. La inestabilidad política, en algunos casos propia de zonas en guerra casi perpetua, la pobreza endémica de regiones enteras, los regímenes militares o teocráticos, los prejuicios de ciertos sectores de la sociedad islámica hacia la industria del entretenimiento, no han sido el mejor caldo de cultivo ni para el cine ni, mucho menos, para géneros como el terror. Sin embargo, esto es relativo en sociedades como la egipcia o la de los Emiratos Árabes Unidos, y se trata en el momento presente de una situación que parece estar cambiando, tanto debido a la Primavera Árabe como a la mayor apertura de las jóvenes generaciones y el flujo migratorio hacia Europa y Estados Unidos. Nadie sabe tan bien como los aficionados al terror que su presencia dentro de la industria cultural de una sociedad es el mejor síntoma de su evolución hacia la tolerancia, superando dogmatismos e integrismos. Allí donde hay ficción de terror, retrocede el terrorismo de la realidad. 

Historia egipcia

Como siempre, todo empieza en Egipto. The Blue Elephant y The Blue Elephant 2, dirigidas por Marwan Hamed y escritas por Ahmed Mourad, se han convertido en un fenómeno en su país, siendo la segunda la película más taquillera en la historia del cine egipcio. No es para menos. Se trata de dos espléndidos thrillers sobrenaturales, llenos de suspense, que adoptan aparentes modos occidentales en su estructura y desarrollo, siguiendo en realidad tradiciones enraizadas profundamente no sólo en la cultura islámica, sino en el propio género de terror egipcio. Mourad, autor que ha pasado de la novela negra al terror para contar las escalofriantes aventuras de su antihéroe, el psicólogo Dr. Yehia, espléndidamente interpretado por Karim Abdel Aziz, enfrentado a peligrosos pacientes víctimas de posesión diabólica y maldiciones ancestrales, ha encontrado inspiración confesa en el pionero del fantástico y el horror Ahmed Khaled Tawfiq (1962-2018), prolífico escritor fallecido prematuramente, considerado uno de los creadores del género en su país.

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